El retrato: la escultura de tu rostro
Ser retratado en un ambiente tan mágico y emocionante, rodeados del legado y de la maestría de una larga tradición de escultura, es un privilegio único y exclusivo. Con esta experiencia personalizada, el cliente participa como protagonista en la creación de una verdadera obra de arte, única e irrepetible. Cada uno de nosotros, tal y como afirma Raffaello, tiene una cualidad que lo distingue y lo hace único; esto es justamente lo que debe ser resaltado y traducido en el material. Raffaello modela la arcilla mientras dialoga con quien posa, cosa que le permite capturar —además de las líneas del rostro— la multitud de expresiones, plasmando en sus obras la esencia de la persona. Sus retratos tienen mucho éxito por el extremo parecido que guardan con el modelo, mientras que también pueden ser coleccionados como obras de arte. La sesión de escultura se lleva a cabo en el estudio o, en algunos casos, Raffaello puede acudir directamente al cliente. La duración de la experiencia de posado varía de los dos a los cuatro días; después, Raffaello continúa el trabajo de forma autónoma y el retrato se realiza —según los deseos del cliente— en yeso, bronce o mármol.