LORENZO BARTOLINI (1777-1850)

Lorenzo Bartolini nació en Savignano, en la provincia de Prato, el 7 de enero de 1777, en el seno de una familia humilde. En 1799, después de haberse formado en la Accademia de Florencia, pasó una temporada en París, donde recibió encargos de gran importancia. Gracias al interés de Elisa Baciocchi, hermana de Napoleón, en 1807 fue nombrado catedrático de escultura por la Accademia di Belle Arti de Carrara y se convirtió en el escultor oficial de la familia Bonaparte, para la cual esculpió numerosos retratos. Tras la caída de Napoleón, regresó a Florencia y estableció su primer estudio en via della Scala. Destaca entre la clientela internacional presente en la ciudad como retratista y autor de obras gracias a su propuesta de superar las estáticas y forzadas expresiones neoclásicas a favor de esa «naturaleza» estudiada de lo real y conseguida a través del redescubrimiento del Quattrocento florentino. En 1829, Bartolini compró y mandó a restaurar una antigua estructura eclesiástica en Borgo San Frediano; aquí, su alumno predilecto Pasquale Romanelli se verá rodeado de mamposteros, tallistas, modelos y ayudantes. El joven, tras la muerte de su maestro, tomará las riendas del estudio en San Frediano, hoy en día sede de la Galleria Romanelli. En 1830 se le encargó el monumento al príncipe ruso Nicolai Demidoff: a causa de numerosos desacuerdos entre artista y cliente, y tras repetidos retrasos en su finalización, la obra quedó parcialmente incompleta tras la muerte de Bartolini. Fue deber de su alumno y sucesor Pasquale Romanelli concluir la escultura, que hoy se encuentra en la homónima plaza florentina en Lungarno. A partir de 1839 se convirtió en docente de la Accademia di Belle Arti de Florencia y luchó por difundir un estilo de escultura más ligado a la vitalidad naturalista que al ideal académico. El apogeo de su fortuna lo consiguió en 1835 con La fe en Dios, escultura realizada para la marquesa Rosina Trivulzio Poldi Pezzoli, quien la había encargado tras la muerte de su marido. La obra enseguida es reconocida como una de las obras maestras de la escultura moderna por la extraordinaria capacidad del artista de reproducir en el mármol la ternura de las formas adolescentes de la joven mujer, retratada en confidente meditación religiosa. Bartolini falleció el 20 de enero de 1850 en Florencia y fue enterrado en la capilla de San Luca en la basílica de la SS. Annunziata, en la misma cripta en la que reposan los restos de Pontormo y de Benvenuto Cellini.